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La inversión extranjera nueva en México ha caído drásticamente, desaprovechando el potencial del nearshoring. Urge fijar objetivos claros y estrategias efectivas para atraer capital y aprovechar oportunidades.
El rubro de nuevas inversiones extranjeras en nuestro país desgraciadamente va a la baja, cuando debiera ser todo lo contrario por el efecto que debiera haber tenido la relocalización; aquí te comparto las cifras de los primeros semestres de los últimos años: en 2022, el 40% del total de la inversión extranjera fue nueva, en 2023 cayó al 9% y en 2024 solo fue del 3%, es decir la mayor parte de lo que recibimos de inversión extranjera, se refiere a reinversión de utilidades de las empresas que ya tienen operaciones en nuestro país.
Desgraciadamente, el fenómeno de relocalización no existe para México, pues no se refleja en cifras.
Es una pena que estemos dejando pasar este momento que no va a regresar y estamos perdiendo una gran oportunidad contra países como Vietnam, Malasia, Costa Rica, Brasil que se han “puesto la pila”.
Los niveles de inversión extranjera total, se han “medio” mantenido en una misma banda por más de 10 años, excepto por la caída en el 2018 provocada por la cancelación del aeropuerto de Texcoco. No es tema de este artículo el analizar las posibles causas de este letargo, por lo que te dejo que llegues a tus propias conclusiones, pero como recién cité, el efecto del “nearshoring” no ha marcado diferencia alguna en nuestra economía.
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Ya hemos platicado que atraer capital nuevo para proyectos de inversión, conlleva una estrategia y acciones coordinadas de nuestros gobiernos (federales, estatales y municipales), la iniciativa privada, la academia y las personas.
Y para poder hacer una evaluación objetiva de nuestro desempeño en este rubro, es necesario contar con métricas cuantitativas que nos proporcionen un marco de referencia para evaluar y decidir cómo actuar; considerar cifras históricas, tendencias, comparaciones con empresas y gobiernos de otras geografías, pero sobre todo definir un objetivo acorde a la situación actual.
Sí, debiéramos fijar un objetivo actualizado, que contemple el potencial de la relocalización y así ponernos a la altura del momento y de las circunstancias. Debemos dejar a un lado posturas demagógicas, conformistas y poco analizadas, para fijar estrategias y acciones de “a de veras”.
Esto me recuerda cuando en la escuela nos hacían trabajar en equipo y no faltaba aquél alumno que no hacía nada y entre todos lo “subsidiábamos” con tal de aprobar. Aquí igual alguien (o todos) no estamos haciendo la tarea completa.
Considero que lo primero sería definir ese objetivo actualizado, si ya no como país a lo mejor como estado, empresa o cadena de valor. Es decir, saber a dónde queremos llegar, para luego definir las estrategias para lograrlo.
No se tú, pero yo no he escuchado en ningún momento a la actual administración, pronunciarse con un objetivo específico de cuál debe ser nuestro objetivo en atracción de inversiones nuevas; es más, no escuché a ninguno de los candidatos presidenciales fijar una cifra de manera clara y racional, a partir de analizar la disminución de inversiones privadas en China y el potencial del mercado.
Y si, la verdad es que resulta muy difícil que las empresas hagan lo suyo en este tema si el ambiente macro no es favorable, pero siempre creo que hay algo que se puede hacer y en esta colaboración precisamente quiero invitar a las empresas a intentarlo: definan nuevas estrategias de abasto, producción y distribución con sus socios de negocio y/o miembros de su cadena de valor, exploren áreas de oportunidad para reducir costos y riesgos de operación, inviertan en sistemas de calidad, implementen mejores prácticas, capaciten a su personal, mejoren sus tecnologías de información, den paso a la digitalización, fomenten las estructuras de innovación, salgan a promoverse en el extranjero, inviertan en energías limpias, definan planes de colaboración y mercadeo, hagan alianzas locales con gobiernos, academia y conformen un consejo consultivo con los asesores que requieran.
Si hay cosas que podemos hacer. Siempre hay algo que hacer. Lo único que no podemos hacer, es cruzarnos de brazos.
Sarte decía: “no importa lo que te hicieron, sino lo que tú hiciste con lo que nos hicieron”.
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